Durante el segundo trimestre de 2019, hemos acompañado a seis nuevos pacientes en su cura contra el cáncer, a través del acceso a la terapia de protones en centros de Essen y Pavia, en Alemania e Italia, respectivamente. En este año ya han sido 22 las personas que han podido hacer frente a la enfermedad, pese a no disponer en España de la terapia de protones, idónea para tratar sus tumores.
Óscar, de cuatro años, es uno de esos guerreros. Acaba de regresar de Essen junto a su hermana y sus padres. Patricia ha querido compartir con todos cómo está viviendo la lucha de su hijo desde el diagnóstico hasta su vuelta a España:
El día de mi último cumpleaños, en diciembre de 2018, mi marido se dio cuenta de que nuestro hijo pequeño tenía una parálisis en el lado izquierdo de su cara. Al salir de la celebración fuimos directos a urgencias donde la médica nos comentó que era común en algunos niños, derivada de algún cuadro vírico. Nos recetó cortisona y recomendó visitar a nuestro pediatra para el seguimiento. Nos aseguró que no era nada grave.
El pediatra, al día siguiente, nos dio el mismo diagnóstico, así como en los cuatro hospitales diferentes de la ciudad de Barcelona a los que fuimos preocupados. A las dos semanas, jugando en el parque, Óscar se llevó un pequeño golpe en la oreja. Lloró muchísimo y le salió sangre del oído izquierdo. El golpe no nos pareció tan fuerte como para justificar el dolor que parecía tener, y el sangrado que tenía un color raro. Directamente fuimos, una vez más al Hospital Sant Joan de Déu y, después de mucho insistir, accedieron a hacerle un TAC. Y allí estaba… un rabdiosarcoma embrionario de unos 3 cm en el canal auditivo.
“Nos recomendaron un tipo de radio que no había en España, la protonterapia, a la que debía someterse en Alemania”
Directamente nos ingresaran, pasamos a cirugía y quimioterapia, todo muy rápido e intenso. Salimos de un parque y entramos en una vida completamente diferente. La fase siguiente a la quimio era la radioterapia y, por su localización, nos recomendaron un tipo de radio que no había en España, la protonterapia, a la que debía someterse en Alemania.
Desde Hospital Vall d’Hebron nos pusieron en contacto con la Fundación Columbus. El trato ha sido muy amable y nos han ayudado en todo, enviándonos información sobre el alojamiento y la tarjeta sanitaria europea. Además, para cada consulta, la fundación nos enviaba un traductor que nos ayudaba muchísimo en las seis semanas de tratamiento. Y al llegar nos está asesorando con las gestiones con la sanidad española.
Ya hemos terminado la parte de radio y hemos vuelto a Barcelona. Nos queda parte de tratamiento con quimio. La previsión es que toda esta pesadilla se acabe el mes de septiembre y que en octubre Óscar ya pueda seguir con su vida normal. El tumor ya ha desaparecido, así que tenemos que terminar el protocolo y aguantar estos últimos meses de quimio para luego disfrutar de una vida normal.
Me gustaría agradecer, en nombre de mi familia, el trato amoroso y toda ayuda de Ana Gómez, su directora, y de todo el equipo de la Fundación Columbus. Muchas tareas parecen fáciles en condiciones normales, pero cuando tienes a un hijo enfermo todo toma una perspectiva diferente. Muchas gracias por la ayuda, de corazón.
En estos meses, desde la Fundación Columbus hemos seguido trabajando con los hospitales Vall d’Hebrón o Sant Joan de Deu, y comenzado a hacerlo también con el Hospital Gregorio Marañón y con el Hospital de Granada. Además, seguimos colaborando con la Asociación Española contra el Cáncer.